!DOCTYPE html> 1238342242962343 ¡LA CALIDAD ESTÁ EN LAS PERSONAS!
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¡LA CALIDAD ESTÁ EN LAS PERSONAS!

Por: Lic. Pablo Alberto Pérez Montes

Las “creencias”

son un elemento primordial a la hora de trabajar con calidad, y desafortunadamente en nuestra cultura mexicana, las creencias anti-calidad se transmiten de manera “chusca”, divertida y sin malicia aparente, a través de refranes, frases, canciones, etc., que van creando en nuestros colaboradores, un acervo de ideas que se reflejan en su trabajo y que por cierto cuando se automatizan, es decir, cuando las aplican sin darse cuenta, se convierten en hábitos.

Las creencias en sí no son malas ni buenas, esos son simples juicios de valor, y en este país, cada quién es libre de creer en lo que quiera.

Lo que es interesante comentar ahora, es cómo estas creencias hacen la diferencia entre un trabajo

“bien hecho” y uno “mal hecho”.

Hace algún tiempo visité a un amigo que tenía un pequeño taller de fabricación de bolsas de piel y mientras él atendía una llamada telefónica, en medio de nuestra conversación, yo me dediqué a observar a un grupo de sus colaboradores que hablaban, bromeaban, se burlaban unos de otros y en ocasiones hasta se tiraban objetos y hacían comentarios subidos de tono.

Me llamó la atención que mientras hacían esta especie de “tertulia” en su trabajo, lanzaban al centro del taller varias bolsas sin terminar de coser, mal pegadas o con algún error en el proceso y ponían en una canastilla aquellas que habían terminado sin problemas.

Como buen observador, lo primero que hice fue contar cuántas bolsas arrojaban al “montón central”

y cuántas a las canastillas de producto terminado, la proporción fue de 4 en 10, es decir, de cada

10 bolsas que se estaban confeccionando, 6 iban a parar al montón que denominaremos “con fallas”

y 4 a las canastillas. En otras palabras, el porcentaje de producto terminado “con calidad” era del 40% y el de “errores” era del 60%.

Cuando mi amigo y dueño del taller colgó el teléfono le pregunté que por que hacían eso de acumular “errores” en el centro y me dijo: - Mira, en nuestra empresa la calidad del producto es primordial para nosotros y les he explicado a los “muchachos”, que si una bolsa saliera mal cortada, mal pegada, mal cosida y hasta con un pequeño “hilito de fuera”, los clientes pensarían que son de “mala calidad” y las pagarían muy “baratas” o simplemente no las comprarían y esto perjudicaría mucho a la empresa y a todos los que trabajamos en ella, así que si alguien comete un error en el proceso, sabe que con toda confianza puede “echar” esa bolsa en el “montón de errores”, y al final de su jornada quedarse a repararlas o componerlas, pues es preferible eso a dejar que el error salga de la empresa, eso sí,

prefiero que me tengan la confianza de decirme que lo hicieron mal, a que por temor a un regaño, el producto salga “defectuoso” -.

Así es queridos(as) lectores(as), yo también (como seguramente lo están ustedes), quede “boquiabierto”, pues no daba crédito a lo que escuchaba de esta persona acerca de la calidad... ¡Nada más equivocado que eso!. La calidad, le dije, es una actitud que se fomenta, no permitiendo, que las personas cometan sus “errores”y luego los “corrijan” en un ambiente de confianza y verdad, sino haciéndoles ver, convenciéndolos, de que hay que hacer las cosas bien, a la primera vez, a tiempo y siempre, que cada trabajo refleja la personalidad de quien lo realiza y todo esto empieza en ti mismo como dueño,

ya que al parecer, mi amigo, no sólo permitía, sino que incluso fomentaba y participaba en el desorden en su empresa.

Efectivamente, “la calidad no está en el producto que las personas hacen, sino que las personas hacen, que el producto tenga calidad® ”, así que nuevamente le invito estimado lector(a), a que fomente la calidad en su empresa, pero a partir de la calidad delas personas, recuerde:

“mejores personas, mejores empresas,mejores productos”.

Invierta unos momentos de su día para hablar con su personal acerca de la calidad, cite frases, refranes, máximas, etc., que les hagan reflexionar acerca de la importancia de“ pensar bien, para hacer bien”, recompense el trabajo bien hecho, evite el desorden, el desperdicio y la pérdida de tiempo, fomente la limpieza, sensibilícelos y capacítelos para que sean mejores personas, con mejores hábitos, pero sobre todo predique con el ejemplo, no les enseñe a pensar como “chambones”, sino como verdaderos profesionales, que se sientan orgullosos de su trabajo, porque escuchan y sobre todo porque miran a su líder hacer las cosas bien desde el principio y con constancia. Recuerde que la calidad debe fluir en cascada.

“Si quiere que su empresa sea reconocida por ofrecer productos de calidad, olvídese de los productos y trabaje con las personas. ¡Ahí está la calidad!”

.

*El Licenciado Pablo Alberto Pérez Montes es Socio Instructor de MERCADEHO–CAPACITACIÓN, SERVICIOS EMPRESARIALES S.C., con sede en la ciudad de León, Gto.,

Si desea ponerse en contacto con él o hacer algún comentario a este artículo puede escribir a:

mercadeho@prodigy.net.mx

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